El árbol de las lágrimas de cristal
Cuando Gaia, la última esperanza de las criaturas mágicas parecía perdida en un hogar marchito y con una reina qué no despertaba, Oberon, en su desesperación era incapaz de hacer nada más que llorar frente al inenarrable dolor de la pérdida de su amada Mab, y ver impotente como todos sus vasallos parecían lenta y agónicamente. Durante meses rogaba día y noche por la ayuda del Dios y la Diosa, hasta que estos respondieron.
Lo hicieron en una noche de invierno, cuando tras días sin descansar, el rey Oberon cayó finalmente en un profundo sueño, agotado de llorar en el lecho de su amada reina. En el plano onírico fue cuando se halló a sí mismo en un bosque mucho más frondoso que los que había visto hasta el momento, más incluso que los de Avalón. Sin embargo, este estaba cubierto por una densa niebla que reflejaba la luz de la luna llena y no había nadie, no se escuchaban ni los roedores en la noche, ni los grillos entonando sus alegres canciones, ni siquiera podía verse una triste luciérnaga alumbrando las sombras entre la niebla. Nada, excepto un hermoso ciervo blanco cuya imponentes astas se alzaban fuertes
Narran las leyendas
que existía un árbol sin igual
nacido, de las lágrimas
de un hada, al llorar.
Sus hojas son frondosas,
luminosas de cristal,
radiaba un azul luz
que permitía al alma volar.
Susurra el viento alegre
una hermosa canción al pasar
meciendo, cuidadoso,
priscinas lágrimas de cristal.
La luna y las estrellas
en estas se reflejarán
y el hermoso firmamento
de azul se alumbrará.
-Trobar de morte-
y orgullosas como árboles centenarios. El venado le miró y Oberon supo de inmediato qué debía seguirle, pues era ni más ni menos que la personificación del Dios astado en la tierra. El inmaculado ciervo lo condujo hasta un lugar que, el rey de las hadas rápidamente reconoció; pues era el lugar de reposo que había sido construido para su amada Mab pero, ¿Cómo podía ser? Gaia era una tierra infértil y mezquina. ¿Por qué el Dios y la Diosa le mostraban aquella cruel visión de lo que jamás iba a ser?
“Hemos escuchado tus ruegos, gentil Oberon. Tu desesperación va a llegar a tu fin”
Escuchó a la luna hablar, alzó sus ojos al cielo para verla y supo, qué se trataba de la Diosa triple.
“Acércate a tu mujer Rey de hadas” escuchó entonces la voz del Dios en forma de ciervo, este estaba al lado del lecho, donde su amada Mab yacía dormida incluso en sus sueños. Oberon obedeció y se acercó hasta estar a su lado, momento en que un rayo de luz de luna iluminó el vientre de la mujer, al mismo tiempo que el ciervo inclinaba su cabeza para tocar con gentileza el mismo lugar con la punta de uno de sus cuernos.
“Toma la planta que brota del vientre de tu amada, plantala en el acantilado más alto…”
Dijo la luna con una voz suave, mecida por el viento y qué acarició el corazón de Oberon.
“Cuida de ella, riégala con tus lágrimas y encontrarás la salvación en sus frutos. Nuestra creación más preciada”
Añadió el ciervo con una voz profunda y llena de la sabiduría del más antiguo y resistente roble. Oberon asintió, sintiendo que sus ojos se anegaron de lágrimas ¿Era cierto? ¿El Dios y la Diosa no les había abandonado?
“Protegerlos y ellos os traerán vida y paz. No dejéis que nadie dañe a nuestros hijos, pues muchos buscarán su poder.”
Rogó únicamente a cambio la Diosa Triple, pues aquella pequeña planta era fruto de la unión del Dios y la Diosa, la magia más pura y verdadera que en este mundo pueda existir.
“Los cristales que dejen atrás, unidos crearán un velo qué separará vuestro mundo de el del hombre. Cuanto más fuertes y felices sean, más poderosa será suimagia”
Añadió el Dios astado. Oberon fue a coger la planta para hacer lo que le había encomendado, más cuando fue a tocarla, el Rey de las hadas despertó. Temiendo que todo hubiera sido un sueño, a causa del agotamiento; a punto estuvo de adoptar de nuevo aquel gesto de amargura al qué tanto se había amoldado su rostro, antaño inmaculado. Más, al mirar a Mab, vio que en su vientre había crecido una pequeña planta, tal y como en su sueño le había sido mostrado. Oberon, tremulo por el nerviosismo, por saber que la salvación estaba cerca; tomó el regalo de los creadores de todo con sumo cuidado y siguió sus indicaciones.
“Narran las leyendas que existía un árbol sin igual
Nacido de las lágrimas de un hada al llorar…”
Al poco tiempo, sobre el acantilado más alto de Gaia, acariciando amorosamente por el sol y la luna, y saciando su sed con las lágrimas del rey Oberon, el pequeño brote se convirtió en un frondoso árbol, de fuertes raíces que al tocar al penetrar la infértil tierra de la isla, hizo comenzar a germinar con su magia la vida su alrededor. Al la hierba brotar, aunque tan solo fuera alrededor de aquel árbol encantado, volvió a sentir la esperanza llenar su desolado corazón, tornándose sus lágrimas de alegría. Fue precisamente, a raíz de aquella felicidad y esperanza, que el árbol cuyas frondosas hojas y de un bello azul radiante, que comenzó a dar sus primeros frutos; Unas hermosas lágrimas de cristal. Algunas de un precioso azul celeste como el cielo más despejado, y otras de un preciado tono oscuro como el del océano más fértil y profundo. Unos maduraron con la caricia de la luz del sol, los otros con los besos de los rayos de luna, ambas mientras eran arruyadas por el amoroso viento que las mecía con el cuidado de una madre a su recién nacido. Pues cuando estas caían al suelo, comenzaban a crecer, cambiar de forma hasta que llegaba el momento en que eclosionaban.
La primera lo hizo en medio de la noche, por lo que Oberon halló al primer lukrak al escuchar risas y alegría a los pies del árbol, el Rey de las hadas contempló como la vida brotaba allá donde aquel recién llegado pisaba. Fue entonces, cuando la luz del amanecer apareció por encima del horizonte que eclosionó la segunda lágrima de cristal. La esperanza qué tanto había sido deseada para Gaia, acababa de nacer.
Los Frutos del árbol sagrado
"Así como nosotros somos dos, día y noche, cielo y tierra, vida y muerte. La dualidad forma el todo, y por ello; nuestros hijos serán diferentes; unos caminaran durante el día y los otros danzarán en la noche. Pues la vida debe ser cuidada tanto cuando es acariciada por la luz, como arrullada en la oscuridad."
Lux: Estos cristales presentan una coloración celeste que refleja los rayos del sol. A simple vista pueden parecer no tener nada especial. Sin embargo, al anochecer, estos se vuelven completamente transparentes y no emiten brillo alguno, pues el alma que contienen duerme. Por lo que fácilmente pueden pasar por cristal común.
Estos cristales tan solo caen durante el día, momento en que se aferran al suelo y empiezan a crecer alimentados por la energía solar. Los lukrak que nacen de los cristales Lux, están influenciados por el Dios astado, tan solo eclosionan durante el día y por lo tanto, el lukrak nacido de estos será diurno.Su segunda cola será de luz y por lo tanto este será su elemento.
Umbra: Por el contrario, estos cristales presentan un tono de azul mucho más oscuro. Más esto tan solo se puede presenciar en la noche, cuando estos resplandecen con la luz de la luna y las estrellas, ya que, fuera de lo que cabe esperar de un material tan oscuro, su luz es muy pálida. Aunque, como ya se ha mencionado esto tan solo se aprecia en la noche, pues durante el día el alma que crece en su interior duerme, tornando su recipiente en uno de un tono tan oscuro que bien podría parecer negro.
Estos cristales tan solo caen en la noche del mismo modo, nunca eclosionan durante el día. Pues se alimentan y crecen gracias a la energía lunar. Los lukrak que nacen de estos cristales, son nocturnos, pues están influenciados por la magia de la Diosa.
